¿Cómo ves tu futuro?
Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”» (Hebreos 13:5).
Al final de la Segunda Guerra Mundial hubo una gran escasez de alimentos en algunas regiones de Noruega. Cierta familia, para evitar que su hijo de nueve años muriera de hambre, lo entregó a un pastor, para que el niño le ayudara a cuidar de los animales y, a cambio, el pastor le diera alimento durante el verano. Un día, después de una larga jornada de trabajo, el pastor le ordenó al jovencito ir en busca de dos cabras que se habían perdido. Recordando ese momento, el jovencito escribiría varias décadas después: «Mientras me dirigía a las colinas, me sentí miserable... Olvidado por mi familia y seguro de que a nadie le importaba mi suerte. ... Llovía, y a medida que el agua me caía en la cara, se tornaba salada al mezclarse con mis lágrimas. Estaba totalmente solo, ¡olvidado por todos!». Su ingenua mente infantil no le permitía entrever que más allá de las colinas donde pastaban aquellas cabras, había un Dios maravilloso que estaba pendiente de él.

¿Cómo logró el pastor Paulsen avanzar en medio de tarcos aprietos? La clave de su éxito radicó en aprender a confiar en la promesa divina: «Nunca te dejaré ni te abandonaré» (Dejad que vuestra luz brille, p. 67). Aunque él se sintió solo, la verdad es que Dios siempre estuvo a su lado.
Saber que la presencia divina está a tu lado será el motor que te impulsará a superar tus limitaciones. Si Dios está contigo, la luz que él ha puesto en ti, brillará. Quién sabe si él está viendo en ti un futuro presidente de...
#DiosestáConmigo